Premio Vanguardia de la Ciencia

Nueva diana terapéutica para tumores pediátricos

PRIMER PREMIO

Marta Alonso e Iker Ausejo-Maulcón, Cima Universidad de Navarra.

Los gliomas pediátricos son el tipo de cáncer más diagnosticado en niños, siendo uno de sus subtipos, el glioma difuso intrínseco de tronco, el de peor pronóstico por las dificultades de tratamiento. Estos tumores se encuentran dentro del tronco encefálico, infiltrándose las células cancerosas con mayor facilidad y afectando al tejido circundante. Así pues, esta neoplasia no cuenta con tratamiento y el único abordaje es paliativo, es decir, se enfoca en reducir los síntomas con radioterapia. La media de supervivencia del niño se sitúa entre 9 y 14 meses desde el diagnóstico.

Un estudio de Marta Alonso e Iker Ausejo-Maulcon, de la Clínica Universidad de Navarra y Cima de la Universidad de Navarra, abre una gran puerta a la esperanza. Ha identificado una diana sobre la que actuar para inhibir el desarrollo del tumor maligno con terapia inmunológica. Para este trabajo, publicado en Cancer Cell, han analizado muestras de células tumorales de pacientes y han descubierto que el bloqueo de una molécula fundamental para el sistema inmune, TIM-3, no tan sólo prolonga la supervivencia sino que además podría lograr que un 50% de los pacientes sobreviviera a largo plazo, libres de enfermedad y con memoria inmune.

Cómo la leche materna ayuda al desarrollo del corazón

SEGUNDO PREMIO

Ana Paredes y Mercedes Ricote, Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).

Desde su primer latido, en el vientre de la madre, el incipiente corazón del embrión, requiere grandes cantidades de energía para desarrollarse y mantenerse en funcionamiento.  Durante el embarazo, el feto obtiene este “combustible” de azúcares. Sin embargo, tras el nacimiento, las células cardiacas, los cardiomiocitos, sufren una adaptación metabólica y pasan a obtener la energía que necesitan de las grasas. Un cambio crucial para la supervivencia del neonato.

Se desconoce el engranaje molecular tras esta transformación vital. Ahora, un estudio publicado en Nature, liderado por Mercedes Ricote y Ana Paredes, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid, ha permitido determinar que la leche materna juega un papel fundamental. En concreto, el ácido graso omega-6 linoleico (GLA) que contiene permite a los cardiomiocitos poner en marcha los programas genéticos tras este cambio. Este estudio podría redefinir las intervenciones nutricionales durante el embarazo, mejorar la salud cardíaca de los recién nacidos prematuros y la de aquellos que padecen algún problema cardiaco.

Avance para controlar los microplásticos en la costa

TERCER PREMIO

Mar Carretero, Instituto de Ciencias del Cosmos (ICCUB) Universidad de Barcelona (IEEC-UB). 

Nuestra galaxia, la Vía Láctea, gira lentamente, una vez cada 250 millones de años. La mayoría de las estrellas de la galaxia siguen este ritmo de rotación. Sin embargo, se sabe que hay algunas estrellas fugitivas que avanzan a velocidades mucho mayores. Se las conoce como estrellas fugitivas y se mueven a través del espacio con una velocidad anormalmente alta en comparación con las estrellas de su entorno.

Ahora, se empieza a comprender qué hizo que las fugitivas perdiesen el ritmo de sus estrellas vecinas. El estudio liderado por Mar Carretero, investigadora del Institut de Ciències del Cosmos (ICCUB) de la Universidad de Barcelona ha permitido encontrar 106 y 69 estrellas fugitivas de tipo estelar O y Be, respectivamente, muchas de ellas desconocidas hasta ahora, a partir de los últimos datos del satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA). La investigación sobre este tipo de estrellas proporciona información importante sobre la evolución estelar del universo y las interacciones que se producen, desde los sistemas binarios hasta los agujeros negros.

La huella de la contaminación humana en la Antártida

Cristina Postigo y Miren López de Alda, Universidad de Granada y Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).

El gran continente blanco, la Antártida, por tratarse de un lugar remoto de acceso restringido y protegido por tratados internacionales, debería estar libre de contaminantes. Pero no es así y en sus aguas se encuentran hasta 12 contaminantes, fármacos, compuestos de origen industrial e incluso drogas, todas sustancias nocivas para la biodiversidad en este ecosistema considerado una pieza fundamental para el clima global de la Tierra.

Así lo demuestra el estudio liderado por Miren López de Alda y Cristina Postigo, respectivamente investigadoras del IDAEA-CSIC en Barcelona y de la Universidad de Granada, publicado en Journal of Hazardous Materials. Según las investigadoras, la situación hace evidente que las actuales medidas de protección del medio ambiente antártico no son suficientemente efectivas para evitar la dispersión de sustancias ligadas a la actividad humana.

Dichas sustancias contaminantes provienen de las pocas zonas libres de hielo en el continente antártico, que suponen menos del 0,5% de su superficie. Son las áreas más ricas en términos de diversidad ecológica al mismo tiempo que concentran la mayor parte de la actividad humana que se permite en el continente, ya sea con fines turísticos o de investigación. 

Iberia, refugio climático en la última glaciación

Vanessa Villalba-Mouco, Institut de Biologia Evolutiva (IBE: CSIC-UPF).

La península Ibérica fue el gran refugio europeo durante la fase más fría de la Edad de Hielo, el denominado Último Máximo Glacial, hace entre 19.000 y 25.000 años. Mientras el mundo entero vivía una glaciación global, despoblándose zonas enteras, algunos grupos de cazadores recolectores del Paleolítico emigraron al sur de Europa, el único lugar donde las temperaturas eran soportables. En Iberia, no tan sólo se mantuvo la población durante decenas de miles de años si no que cuando el clima fue más benigno fue el origen de las poblaciones que más tarde se expandieron por todo el continente.

Cómo las células grasas regulan el apetito

Teresa Villanueva-Carmona y Lidia Cedó, Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV-CERCA). 

Las células grasas de nuestro cuerpo, los adipocitos, producen leptina, una hormona cuya función principal es regular el apetito y el gasto energético. En las personas con obesidad se produce más leptina que en las delgadas pero, a su vez, se desarrolla un fenómeno que se conoce como resistencia a la leptina, que significa que el organismo no responde a esta hormona. Por lo tanto, las personas con obesidad tienen el mecanismo de saciedad alterado.

El estudio liderado por investigadoras del Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV-CERCA) de Tarragona, Teresa Villanueva-Carmona y Lidia Cedó, publicado en Cell Metabolism, ha permitido identificar un eje regulador de la expresión de la leptina (succinato/Scnr1) en los adipocitos, un mecanismo que  implica un ritmo circadiano presente en este tipo de célula, el gen BMAL1.

Las investigadoras han podido observar que la producción excesiva de leptina se relaciona con una sobreactivación de este eje regulador. Así pues, la  identificación detallada de este mecanismo tras la sensación de saciedad y su funcionamiento abre nuevas perspectivas para el abordaje de la obesidad.

Los efectos del cruce de ‘Homo sapiens’ y denisovanos

Elena Bosch y Ruben Vicente, Instituto de Biología Evolutiva (IBE: CSIC-UPF) y Universidad Pompeu Fabra.

Los humanos modernos salieron de África en el evento conocido como "Out-of-Africa" hace 60.000 años. En Asia, coincidieron con los denisovanos, y de ese encuentro hay pruebas de que surgieron enfrentamientos, pero también colaboraciones y relaciones sexuales que dieron lugar a diversos cruces genéticos. De hecho, aún a día de hoy los humanos modernos conservamos en nuestro genoma variantes genéticas de origen denisovano que son testimonio de aquellos primeros acercamientos.

Elena Bosch, investigadora principal del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF), y Ruben Vicente, investigador de la UPF, firman un estudio publicado en PLoS genetics en el que se ha identificado una de las huellas de la herencia genética de los extintos denisovanos, la más extendida en los humanos modernos. Se trata de un gen implicado en la regulación del zinc que juega un papel fundamental en el metabolismo celular que podría haber predispuesto a los humanos modernos a sufrir trastornos psiquiátricos como la depresión o la esquizofrenia. 

Cómo mejorar la prevención de la malaria en el embarazo

Clara Menéndez y Raquel González, ISGlobal. 

La malaria durante el embarazo pone en riesgo la salud tanto de la madre como del bebé. Se estima que en el 2022 más de 12 millones de mujeres embarazadas en África estuvieron expuestas a la infección, lo que provocó un 11% de muertes neonatales, es decir en los primeros 28 días de vida, y un 20% de mortinatos, es decir muertes fetales antes de nacer o durante el parto. Sin embargo, se podría prevenir con un fármaco antimalárico muy efectivo y barato (aproximadamente 10 céntimos) al que pocas mujeres acceden.

El proyecto TipTOP, liderado por Clara Menéndez y Raquel González, investigadoras de ISGlobal, investiga entorno a intervenciones eficaces para lograr que las mujeres embarazadas tomen el tratamiento. El estudio publicado en The Lancet Global Health, que tiene como lema “Ni una oportunidad perdida”, ha evaluado cómo diferentes estrategias comunitarias contribuyen a que el tratamiento llegue a más embarazadas y que tomen las tres dosis que se requieren. Han seguido a más de 18.000 mujeres de 4 países del África sub-sahariana, la República Democrática del Congo, Madagascar, Mozambique y Nigeria, para evaluar la eficacia de diferentes intervenciones en entornos altamente complicados.