La galardonada científica Joanne Chory en el Ciencia Afterwork
La Fundació Catalunya La Pedrera, en colaboración con el Centre de Recerca en Agrigenòmica (CRAG), ha recibido en La Pedrera a Joanne Chory, catedrática y directora del Laboratorio de Biología Molecular y Celular de las plantas del Instituto Salk (San Diego, California), que ha conversado con Michele Catanzaro, divulgador científico, en el marco del Ciencia Afterwork.
La bióloga y el periodista han debatido sobre las llamadas superplantas, que se están desarrollando en el Instituto Salk, podrán combatir el cambio climático gracias a que incrementará notablemente su capacidad natural de capturar y almacenar el CO2 en el suelo.
Fruto de estos estudios ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica de 2019.
Durante su conferencia en Ciencia Afterwork en La Pedrera la bióloga estadounidense explicó, y según evidencias de la comunidad científica internacional, que sólo quedan 10 años para combatir el cambio climático.
Cada año hay un exceso de 18 Gigatoneladas de emisiones de CO2, básicamente por las emisiones que genera la actividad humana, pero las plantas podrían ayudar a reducir este impacto.
Con el fin de ayudar a combatir el cambio climático las plantas deben ser con raíces más grandes y profundas que permitirá capturar más CO2 y depositarlo en el suelo a mayor profundidad. Esto permitirá que sean más eficientes y también liberen menos CO2 a la atmósfera.
Las investigaciones lideradas por la Dra. Chory ya han permitido obtener plantas con raíces más grandes y pronto conseguirán raíces más profundas. Con estas plantas ideales se podrán reducir, dentro de 10 años, hasta 8 Gigatoneladas de CO2 (casi la mitad del exceso actual).
Otro aspecto importante de este avance, según Joanne Chory, es que permitirá reducir a un precio asequible el exceso de CO2 (se calcula unos 10 dólares por Tonelada de CO2) y el más importante será escalable todo el planeta de forma fácil y rápida.
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Joanne Chory (Methuen, EEUU., 19 de marzo de 1955) se graduó en Biología en el Oberlin College (Ohio) y se doctoró en Microbiología en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en 1984. Realizó estudios postdoctorales en Harvard y en 1988 se incorporó al Instituto Salk, donde ha ocupado diferentes cargos, entre ellos el de directora del Laboratorio de Biología Celular y Molecular de Plantas. Desde 1997 es investigadora del Howard Hughes Medical Institute y, desde 1999, es también profesora asociada de la Universidad de California en San Diego.
Su campo de investigación se ha centrado en el estudio de los mecanismos que regulan el funcionamiento de las plantas, desde el nivel molecular hasta el celular, así como las reacciones de estas condiciones de estrés ambiental. Para llevar a cabo sus investigaciones ha utilizado un organismo modelo, la Arabidopsis thaliana, desvelando aspectos relevantes sobre los genes implicados en funciones como la sensibilidad a la luz, las hormonas que regulan el crecimiento de la planta y la respuesta ante el estrés hídrico. Son especialmente reconocidas sus aportaciones sobre el papel del fitocromo, una proteína vegetal sensible a la luz roja e infrarroja, y la corregulación de genes que participan en la fotosíntesis.