Reservas de Sebes
El Ebro, el más imponente de los ríos catalanes, expone al entorno de Flix buena parte de su potencial. Por un lado, el abrumador paisaje del meandro, esculpido pacientemente durante miles de años, y por otro, el humedal de Sebes, explosión de verde y de vida, de serenidad y de vitalidad.
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Este espacio se encuentra en el reborde sur de la cuenca del Ebro. Esta cuenca se fue llenando de sedimentos durante el Terciario, al tiempo que la orogénesis alpina iba levantando los Pirineos al norte y la cordillera Prelitoral al sur y sudeste. En su inicio, estaba ocupada por el mar y se depositaban sedimentos marinos. Poco a poco esta cuenca se fue cerrando y se depositaron yesos y sales. Finalmente (al Oligoceno) quedó cerrada del todo y se terminó de llenar de sedimentos continentales.
Este espacio se sitúa en el curso bajo del río Ebro, donde atraviesa la cordillera Prelitoral y, a los pocos kilómetros, desemboca en el mar formando el Delta del Ebro. El río forma amplios meandros y deposita sedimentos fluviales, principalmente arcillas, gravas y arenas, en forma de terrazas. La dinámica constante del río, da lugar a meandros abandonados, como el que se observa en el sur de Flix, ya su encaje en las propias terrazas. El nivel actual, que es donde crece la vegetación de ribera, está formado por limos muy recientes y se encuentra a unos 20 o 30 m por debajo de las terrazas altas.
Debido a la construcción del embalse de Flix, el perfil de equilibrio del río Ebro cambió, se redujo la velocidad del agua del río, disminuyendo también su capacidad de aportar sedimentos que se depositan en los bordes o las zonas protegidas. Sin embargo, la regulación artificial del río por los embalses de Ribarroja y Mequinenza ha suavizado el régimen de avenidas y por tanto, los depósitos limosos donde la vegetación se va asentando, son más estables.